6 cosas a tener en cuenta antes de calcular EBITDA

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Calcular EBITDA se ha convertido en un paso habitual y fundamental en el sector empresarial. A pesar de eso, todavía hay cierta confusión acerca de cómo hacerlo, como interpretarlo, qué implicaciones tiene o cuáles son sus limitaciones. EBITDA es un término que viene de las siglas en inglés “Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation and Amortization”. Lo cual, traducido significa, “ganancias antes de intereses, depreciación, amortizaciones e impuestos”. Es un concepto que se encuentra entre lo contable y lo financiero, ya que se basa en las cifras contables para obtener los intereses aplicado al análisis financiero.

Qué es y qué hemos de tener en cuenta al calcular el EBITDA

Es la medición de los resultados obtenidos de la explotación de la empresa. Para calcularlo, no se incluyen los impuestos, ni las amortizaciones o los resultados financieros. El problema que presenta es que no es un dato que aparezca en los modelos contables españoles, por lo que se puede calcular de diferentes formas, ya que no existe un modelo oficial que nos indique cuales son los gastos e ingresos que se deben incluir y cuales han de quedar fuera. Esto hay que tenerlo en cuenta cuando necesitamos comparar el EBITDA de dos compañías por que puede suceder que sus cálculos sean diferentes. Antes de calcular EBITDA, debemos tener en cuenta una serie de cosas.

1. Los resultados financieros no son parte del EBITDA

Desde el punto de vista operativo, una empresa puede resultar rentable y, sin embargo, tener una mala gestión financiera. Realizar este tipo de cálculo, nos permite separar la gestión económica del coste de la deuda. Así sabremos cómo se están desarrollando las actividades habituales de una empresa, en cuanto a su valoración.

2. Las amortizaciones no se suman para calcular EBITDA

Las amortizaciones pertenecen más al ámbito contable que al financiero. Se deben descartar porque su cálculo puede ser algo subjetivo. Además, las amortizaciones no siempre son lineales, por lo que la comparación entre distintos ejercicios puede ser más dificultosa.

3. El EBITDA se calcula antes de impuestos

En España es habitual que, para minimizar el impuesto sobre sociedades, haya que adaptarse a las regulaciones fiscales. Algo que es más relevante en cuanto a la financiación que desde el punto de vista operativo. Pero no podemos olvidar que los procesos de producción pueden verse afectados por las decisiones fiscales que se tomen en la empresa.

4. No es un flujo de caja

A veces, al calcular el EBITDA, se puede entender que está mostrando el valor de los flujos de caja generados por las actividades de la empresa. Ciertamente los resultados se parecen, pero pueden darse diferencias importantes. Por ejemplo, por los pagos o los cobros que se han hecho de forma anticipada, o han quedado pendientes.

5. Problemas en la comparación de ejercicios

Para que la comparación sea realista, hay que concretar qué es lo que necesitamos comparar. Puede ocurrir que haya dudas sobre los ingresos o los gastos que se tienen que incluir al calcular el EBITDA. Y según lo que decidamos la comparación puede dar resultados distorsionados.

6. Resultados no recurrentes

Al calcular el EBITDA, lo que se quiere analizar son los resultados directamente relacionados con las actividades que se llevan a cabo tras cada ejercicio. Supongamos que hemos obtenido unos ingresos tras la venta de un terreno aunque esta no sea nuestra actividad habitual. Este beneficio por lo tanto, no formaría parte del cálculo del EBITDA.

A pesar de este resumen de las cosas que debes tener en cuenta para el cálculo de este indicador puede que necesites asesoramiento profesional para interpretarlo con precisión. Nuestro equipo de expertos en finanzas y contabilidad te darán el mejor servicio. También puedes seguirnos en nuestra página de Linkedin.

 

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