Vermú: La newsletter de emprendimiento de moda en España

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Vermú es una newsletter de origen español, más concretamente, en Barcelona, que tiene como objetivo principal dar visibilidad a oportunidades de inversión en startups en fase inicial. Todas las semanas, se lanza una edición (en específico, los domingos) de Vermú, donde se habla de una startup en cuestión, la ronda que está tratando de levantar, y donde se añade un onepager y deck para que los interesados puedan conocer a la startups en cuestión.

 

Lean finance, como apuesta firme por el talento dentro del ecosistema nacional de startups, hemos decidido apostar fuerte por ellos (de hecho, lo llevamos haciendo desde hace más de un año) y nos hemos convertido en el patrocinador principal de su newsletter. Como fruto de esta buena relación, hemos entrevistado a uno de sus fundadores, Aitor Rodríguez, y a Pau Santacreu, actual Project Manager de Vermú, que es el encargado de estar en el día a día con la parte operativa de la newsletter. Queremos hacer mención también a Víctor Ramírez, el otro fundador de Vermú, y a Miquel Bellvehí, uno de los pilares sobre los que se sustentó Vermú en sus inicios.

Qué es Vermú, sus inicios y el objetivo con el que nace

Vermú nace de una tarde en la oficina, después de un día cansado de trabajo, donde Aitor y Víctor, fundadores de Buscoresi, tras mucho tiempo viendo los toros desde la barrera en Twitter, deciden dar un paso adelante. Detectan una necesidad, una plataforma donde poner en contacto a emprendedores e inversores, dejando atrás esos foros de inversión poco personales, donde parecía que se aprovechaba esa necesidad de tener una conversación para hacer dinero. Así, nace Vermú: con el objetivo de ser el punto de encuentro entre emprendedores en busca de inversores, e inversores en busca de emprendedores. Un Tinder de la inversión, por llamarlo de alguna manera.

Todo lo originó un tweet nocturno. De los que pones y te vas a la cama pensando que nadie lo va a leer. A la mañana siguiente, 250 personas tenían interés en leer una newsletter de este tipo, y 2-3 startups pedían aparecer en ella. Unos años más tarde, la newsletter cuenta con más de 6000 suscriptores y semanas en las que hasta 10 startups quieren aparecer en la edición semanal. 

Vermú nació como una newsletter fundada por Víctor y Aitor, pero con el paso del tiempo y las obligaciones de Buscoresi, el tiempo que tenían disponible para Vermú era menor. Por ello, entró Miquel, quien se convirtió en la mano ejecutora de la newsletter. Con el paso del tiempo, Miquel decidió emprender su camino en EEUU, y Pau le sustituyó. 

Pau era de los mejores amigos de Miquel, y fue un reemplazo natural. Referencias, que suelen ser la mejor forma de confiar. De hecho, Aitor no conocía a Miquel. Las buenas referencias de un amigo de su novia sobre Miquel lo llevaron a formar parte del equipo. Vermú es una pequeña familia donde reinan la confianza y el feeling. 

 

Vermú y el por qué del naming

Aunque, en palabras de Aitor, el creativo es Víctor (como si habláramos de una dupla de creatividad, donde hay un arte y un copy), este nombre surgió de una charla conjunta. De hecho, nació de un tema no menos importante, que era cuándo enviar la newsletter. Ya sabéis que el hecho de enviar en una hora y fecha u otra un email puede significar un cambio radical en el interés y la tasa de apertura. Pues justo de esa elección viene el nombre: domingo, a las 12, también conocido como “la hora del vermut”. Ese ratito de descanso donde los inversores y emprendedores pueden desconectar mínimamente del curro.

De hecho, la sociedad que hay detrás de Vermú se llama Aperitivo.

 

Para quién está hecho Vermú: el público objetivo

Actualmente, el público objetivo de Vermú es toda aquella persona de habla hispana que esté interesada en el emprendimiento. Cerrando un poco más el círculo, actualmente está más enfocado a un público de territorio nacional, pues las startups que aparecen en las ediciones de Vermú son españolas. Pero, como bien han explicado antes Aitor y Pau, hay dos caras de la moneda en su público: emprendedores e inversores. Poniéndonos en el papel de estos últimos, tenemos que cerrar menos el círculo, pues a invertir en proyectos españoles no están limitados solo inversores nacionales, sino que inversores de cualquier parte del mundo pueden apoyar en una ronda. Por tanto, el siguiente paso que se plantean desde la organización de la newsletter es empezar a enviar los onepagers (los pdf con la información y acceso al deck de la startup en cuestión) en inglés, para facilitar el contacto startup-inversor. 

 

El modelo de negocio de Vermú

No obstante, Aitor recalca que el objetivo principal de Vermú no es rentabilizar el proyecto y sacarle beneficio monetario, sino apoyar al ecosistema desde una perspectiva diferente. El objetivo es alcanzar la mayor notoriedad posible y cubrir los gastos con los patrocinios. 

Una de las preguntas que hicimos a los chicos era si veían a Vermú una startup. Su respuesta fue contundente: no. Y es que, en palabras de Pau, el proyecto trata sobre startups, pero nunca puede ser confundido con una startup. Aitor es más directo: “Yo lo suelo llamar el puto email. Nosotros enviamos un email a la gente los domingos y, a veces, ocurren cosas mágicas”. Esas “cosas mágicas” significa ayudar a un emprendedor a completar una ronda de financiación. Y tan mágicas. 

Aunque no hay un objetivo definido a medio-largo plazo, los chicos de Vermú sí que tienen claro cuál es el camino. Como bien apunta Aitor, en el ecosistema español de startups, cuando conoces a 6.000 personas (ni más ni menos que los suscritos a su newsletter), ya conoces a casi un 80% del ecosistema. En este punto, si quieres seguir creciendo, tienes que ampliar los temas de los que hablas. Un buen ejemplo es Itnig, que ha sabido crecer diversificando los temas de los que habla. 

Eso sí, el modelo es innegociable. Actualmente, sólo trabajan con startups en fase pre-seed y seed. Series A, o bien startups en una fase anterior a pre-seed no están dentro de sus planes actualmente, pues no creen que puedan ayudar de manera tan directa a estos proyectos como sí están haciéndolo con startups de fases seed o pre-seed.

 

El camino de vermú: los errores y anécdotas

Durante el camino, siempre suele haber alguna piedra que, por un lado, te hace tropezar y, por otro, aprender. En el camino de Vermú, también hay una. Aitor nos cuenta cuál fue esta anécdota o error que les hizo aprender:

“Cada vez que sale una startup en Vermú, tratamos de revisar el excel financiero y hacer un pequeño estudio sobre el proyecto. De las 70-80 startups que han salido actualmente, sólo consideramos que haya sido un error el caso del que voy a hablar. Se trataba de una startup donde sus founders contaban con experiencia en otras startups españolas punteras, donde habían conseguido labrarse una reputación. Unos días después de lanzar la edición de ese domingo, nos llegaron unos cuantos emails avisando de denuncias hacia ese proyecto por ciertas cláusulas complejas. Para colmo, fue una startup con la que nos pidieron muchas intros. No sabemos si fue por el hype que creamos con los logotipos, por el nombre de los founders, o simple casualidad, pero el proyecto que más quebraderos de cabeza nos podía tener, tuvo mucha expectación.” 

De esta situación, Aitor aprendió y manda una recomendación a todo aquel inversor que quiera meter una cantidad relativamente pequeña de pasta a una startup. Es necesario hacer una due diligence, hasta del proyecto más pequeño. Sí, puede ser poco dinero, puede incluso parecer absurdo gastar tanto dinero en ello, pero es importante conocer a fondo los negocios donde se invierte, pues en casos como éste que nos ha comentado el founder, puedes cometer un grave error. 

 

Cómo compaginar una startup y una newsletter exitosa

Aitor y Víctor tienen la difícil tarea de sacar adelante una startup a la vez que se encargan de gestionar una newsletter que está ya entre las más importantes del ecosistema emprendedor.

Pau es la parte operativa de Vermú, aunque tanto Aitor como Víctor siempre están atentos al desarrollo de la newsletter. Según Aitor, “a Vermú le dedicamos el tiempo que podemos, ya que nuestro proyecto principal es Buscoresi”. Radicalmente contraria a la visión de Pau: “vivo prácticamente en la oficina”. Es un decir, que nadie se alarme. Pero es que Pau no sólo es la mano ejecutora de Vermú. Además, es el primer fan de la newsletter. Su cariño y dedicación es lo que hace que Vermú siga creciendo. 

El papel de Aitor y Víctor ha evolucionado. Empezaron dedicando mínimo un día a la semana y, en muchos casos, los fines de semana. Poco a poco, el papel de gestor de la newsletter ha ido recayendo sobre Pau, y actualmente se reúnen una vez a la semana, con el objetivo de seleccionar conjuntamente la startup seleccionada para la edición de ese domingo. 

Y, la verdad, no les ha ido mal. En un año y medio han conseguido las siguiente métricas:

  • 6.300 suscriptores en total, empezando desde 0. 
  • Una media de 50% de tasa de apertura en cada email.
  • Un CTOR (porcentaje de usuarios que hicieron clic en algún enlace del correo sobre el total de usuarios que abrieron el correo) entre el 11 y el 15%. 

Todas estas métricas y muchas más las tenéis disponibles en la web de Vermú, en el apartado de transparencia. El crecimiento, si bien es cierto que al principio fue muy bestia (de 0 a 5.000),  se ha estabilizado, aunque siempre ha sido de manera orgánica. 

 

Aprender a gestionar el coste oportunidad: quién sale y quién no en Vermú

El coste oportunidad. Esa métrica “invisible” muchas veces, pero que hay que tener en cuenta. Como la gran mayoría de negocios, Vermú tiene estacionalidad. En verano, la cosa está muy parada. Pero en cuanto el asunto arranca… empieza a surgir el término coste oportunidad en sus cabezas. Y es que hay semanas donde han tenido hasta 10 startups interesadas en salir. ¿Cómo es posible gestionar la duda de haber escogido la correcta? Sobre todo cuando ves que no cumples las métricas que esperabas. A esto nos responden tanto Aitor como Pau:

Aitor, a excepción de aquel error del que hablaba antes, nunca se ha arrepentido de la startup que ha sacado. “Es cierto que, cuando llegan épocas donde tienes muchas menos propuestas, te acuerdas de alguna de las que tuviste que decir que no aunque te gustaba mucho porque realmente había una tan buena que no podías dejar escapar.  Aún así, asumir que toda elección tiene un coste oportunidad y que es imposible ayudar a todo el mundo, ayuda a aplacar esa sensación negativa”. Añade, además, que no siempre la magia llega por los caminos directos que pensamos. A veces, el inversor toma interés en el proyecto, pero piensa “ahora no”. Más adelante, vuelve a cruzarse esa startup en su camino, y el recuerdo de aquella vez que leyó sobre ellos en Vermú hace que acabe, incluso, invirtiendo en ella. 

Pau, por su parte, nos cuenta que aunque a veces no se alcance el número de intros esperado, sigue siendo beneficioso para la startup salir. Es decir, tu startup se ha dado a conocer a 6.000 suscriptores, de los cuáles 3.000 han leído sobre ti y, alrededor de 300-400 han tenido un interés más profundo y han hecho clic. No hay dato malo, solo datos menos buenos. 

 

La edición que parecía una decepción y acabó siendo un éxito

Nos cuentan, para finalizar este tema, el caso de una startup que apareció en Vermú y, en primera instancia, consiguió 0 intros. Un mes después, los founders se pusieron en contacto con ellos para comunicarles que tenían 3 term sheet encima de la mesa, los cuáles habían conocido el proyecto por Vermú.

 

Qué es Buscoresi, la startup de Aitor y Víctor

Buscoresi comparte equipo de founders con Vermú. Nace de una necesidad que detectaron en su época de estudiantes en Barcelona. Ambos buscaban residencia universitaria hace 8 años, y aunque parece que hace relativamente poco de eso, la manera en la que se gestionaba era buscando en Google Maps residencias, llamando y recibiendo un email con los precios. Esto dificultaba y hacía muy lenta la búsqueda, pues cada una de las posibles residencias había que gestionarla de manera individual. Finalmente, Aitor y Víctor se hicieron amigos en una de estas residencias, y con el paso del tiempo, 3-4 años desde que se conocieron, surgió la idea de Buscoresi. 

Aitor siempre había sido fan del SEO, de hecho, tenía algún que otro blog activo. Empezaron a escribir sobre el tema de las residencias universitarias y vieron que los artículos se posicionaban muy bien. Como muchos proyectos, la idea se volvió seria en un afterwork. El hecho de que en los últimos años muchos inversores europeos hayan construido residencias universitarias, lo que significa que la inversión en el sector es fuerte, unida a la definición final de una idea que acabó transformándose en un proyecto, dio forma a Buscoresi. Su función es sencilla: simplificar a los jóvenes que buscan una plaza en una residencia el acceso a información y contacto con gran variedad de éstas en una sola plataforma, facilitando mucho el encontrar plaza y acortando los tiempos de búsqueda y reserva de plaza. 

 

La salida al mercado de BuscoResi

El año pasado fue su primer año de lanzamiento al mercado. Suponía un test real sobre el que medir la probabilidad de éxito del proyecto. En ese momento, el equipo estaba formado únicamente por Víctor y Aitor. Actualmente, un año después, ya son 12 compañeros trabajando codo con codo. Cuentan con el 25% del mercado nacional de camas de residencias, es decir, uno de cada cuatro estudiantes han obtenido su plaza a través de su plataforma. 

No obstante, Buscoresi y Vermú son dos proyectos separados. Aunque hay muchos usuarios de la startup que conocen a Aitor y Víctor de Vermú, no es el caso más usual, y esto se debe a su intención de separar los negocios entre sí. 

Aunque cualquiera pudiera pensar que Vermú es un plus que puede ayudar a Buscoresi a conseguir visibilidad e inversores sólo con aparecer en una de sus ediciones, actualmente esto no ha sucedido. La startup levantó una ronda de 300.000€ recientemente, y aunque se plantearon como una opción sacar el caso en Vermú, no fue necesario pues consiguieron completarla rápidamente. Eso sí, el hecho de conocer tanta gente gracias a Vermú fue clave para aumentar el interés en Buscoresi de muchos inversores. 

 

Qué depara el futuro. Dónde se ven en 5 años Aitor y Pau

Para finalizar la entrevista, y dejando de lado el tema empresarial, nos centramos más en conocer a Aitor y Pau de una manera más personal. A la pregunta de dónde se ven dentro de 5 años ambos, sus respuestas fueron las siguientes:

Aitor Rodríguez, que tiene actualmente 25 años, se ve empezando a formar una familia. Para él, la clave es saber cuándo parar. Emprender y ser founder de uno o varios proyectos es una montaña rusa, tiene momentos muy buenos y muy malos. El problema es que esa variación a veces consume la esencia de la persona, y hay que saber cuando parar o puedes acabar destrozado y sin ganas de nada. Aitor está aprendiendo a separar horarios de trabajo y familia, y tiene muy claro que ese es su objetivo principal: ser feliz y no parar quieto. A nivel empresarial, no sabe si seguirá con Buscoresi, si se convertirá en su día a día Vermú, o si surgirá un nuevo proyecto, pero lo que tiene claro es que seguirá haciendo lo que le ilusione y le motive. Aunque consiga un exit de Buscoresi que le permita jubilarse, dad por hecho que no lo va a hacer. 

El caso de Pau es diferente, ya que sólo tiene 20 años. Está terminando la carrera, y no sabe realmente dónde estará en 5 años. Su próximo objetivo es ir a EEUU a estudiar durante 6 meses. No tiene ni prisa ni objetivos fijados, y no por falta de ambición, sino por su forma de pensar. Para él, necesita ir descubriendo poco a poco qué le dedica el futuro y disfrutar tanto del camino como de la meta. 

 

Mirando atrás y viendo lo que han conseguido

Para finalizar, se les hizo la misma pregunta pero a la inversa. ¿Dónde se veían hace 5 años? ¿Han cumplido sus objetivos o la vida les ha deparado un camino totalmente diferente del que esperaban?

Aitor nos cuenta que, con 20 años, estaba en la residencia universitaria, era autónomo y las cosas iban bien. En esa etapa de su vida, se lo pasaba muy bien, salía mucho, le encantaba el ambiente de fiesta universitaria, y no pensaba demasiado en el futuro. Lo que sí tenía claro era que no le gustaba trabajar para otros, aunque no sabía hacia dónde iba a enfocar su idea de emprender. Recomienda a quien lo lea, y más en un mundo tan cambiante, no fijarse objetivos demasiado lejanos, ya que no sabemos qué nos depara el futuro. Aunque lo que sí admira es lo centrados que están, por ejemplo, algunos chicos que han estado de prácticas en Buscoresi, que incluso estando en primero de carrera ya están pensando en adquirir experiencia y conocer de primera mano lo que es el mundo laboral.

Pau, por su parte, nos dice que con 15 años competía en judo a nivel nacional, y su perspectiva era competir, conseguir objetivos muy fijados a nivel de resultados deportivos, y se veía con 20 años enfocado en el mismo objetivo. Actualmente, su vida ha cambiado mucho, sobre todo a raíz de su entrada a la universidad, donde su mentalidad dio un gran giro. De hecho, intuye que puede pasarle algo muy parecido dentro de 5 años. 

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